
Hayedo de la Tejera Negra: Senda de Carretas
7 diciembre 2017Tenía muchas ganas de visitar el Hayedo de la Tejera Negra en Guadalajara, así que el día de la Almudena, aprovechando que era fiesta en Madrid dejé a Alba en el cole y me eché la mochila a la espalda camino del Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara, mi plan era recorrer la Senda de Carretas, la más bonita para realizar dentro del parque natural protegido, el Hayedo de la Tejera Negra es el que más al sur de Europa se encuentra, debido a su microclima entre los valles de los ríos Lillas y Zarzas podemos encontrar un tupido bosque de hayas y robles entre otros, un lugar ideal para visitar en otoño y disfrutar de los colores de estos árboles de hoja caduca.
El Hayedo de la Tejera Negra se sitúa al noroeste de la provincia de Guadalajara, en plena Sierra de Ayllón, el pueblo más cercano es Cantalojas y me consta que allí y en los pueblos de alrededor hay una buena oferta de casas rurales para alojarse, ya que desde Fuenla tarde en llegar 2:30 horas debido a que se encuentra en los confines de la provincia de Guadalajara y las carreteras de acceso son de montaña. Hay que destacar que en el Hayedo de la Tejera Negra hay dos rutas circulares indicadas con balizas, la senda del Robledal de unos 17 km. con balizas de color verde y la Senda de Carretas de 6 Km. con balizas de color blanco, el punto de partida una vez llegamos allí es el centro de interpretación, allí se puede dejar el vehículo y realizar andando o en bicicleta la Senda del Robledal, este acceso es gratuito, pero si nos queremos adentrar en el corazón del hayedo y disfrutar de la espesura del bosque de hayas en todo su esplendor hay que recorrer una pista asfaltada de 8 Km. que conduce hasta un aparcamiento donde da comienzo la Senda de Carretas y está última solo se puede realizar a pie, están prohibidas la bicicletas, para acceder hasta ese aparcamiento es recomendable y obligatorio en otoño realizar una reserva previa en esta WEB, una vez se accede desde el centro de interpretación hay que pagar 4€ los coches, 2€ las motos, 7€ las autocaravanas y 10€ los microbuses.
La Senda de Carretas comienza y acaba en el mismo aparcamiento ubicado a los pies del río, una fuente manantial y un montón de carteles informativos sobre el hayedo dan comienzo a la senda, una senda que discurre entre el río Lillas y un tupido bosque de pinos silvestres, en aquella parte el cauce del río estaba seco, se ve que el agua corría por conductos subterráneos, una vez llegada a la intersección con el arroyo Carretas, tras cruzar un puente de madera para vadearlo, los colores del paisaje van cambiando del verde perenne al ocre caduca, nos vamos adentrando en la espesura de un robledal con algunas hayas que se abren paso entre tanto roble.
Remontando el arroyo Carretas encontramos la Carbonera, todo un homenaje a a la obtención del carbón a través de la madera, un aprovechamiento de los recursos naturales más tradicionales de este país y que hasta no hace mucho se seguía realizando en el hayedo, se apilaban los restos de la tala y poda de los árboles de tal manera que se dejase correr el aire por su interior, una vez seca esa amalgama de madera se tapaba con hierba, ramillas y tierra y se prendía fuego en su interior, así poco a poco la madera interior se iba carbonizando dando lugar a un combustible que tantas casas a calentado y que por suerte hoy en día se está dejando de utilizar debido a su alta contaminación, el carbón en la parrilla con un buen chuletón, ahí es donde me gusta verlo.
La Senda de Carretas es una ruta fácil y sencilla, quizás el tramo más duro es desde la Carbonera hasta la Pradera de Matarredonda, una fuerte subida a través del tupido bosque de hayas que nos conduce hasta un claro en lo alto flanqueado por abruptos farallones de piedra, desde allí se puede contemplar como el río Lillas se abre camino en su valle y se atisba entre la espesura de robles, hayas y pinos silvestres el humilde arroyo Carretas, la Pradera de Matarredonda es un antes y después en la senda, un buen lugar para pararse a descansar y contemplar el paisaje lo que queda de senda es prácticamente todo bajada, un paseo otoñal de lo más bonito.
La parte más bonita del recorrido de la Senda de Carretas es sin duda, la bajada desde la Pradera de Matarredonda, nos adentramos en un espeso bosque de hayas con algún que otro roble solitario, los colores otoñales más bonitos los tenemos en esta zona, aunque nuestra visita fue quizás un poco tarde y muchas de las hayas ya habían perdido su tupido follaje.
En este tramo de senda se pueden ver muchos paneles informativos sobre la variedad de árboles que se pueden ver en el parque natural del Hayedo de la Tejera Negra, sin duda las hayas son las protagonistas, pero hay serbales de cazadores cuyos frutos se usaban para atraer a las aves y así poder abatirlas, el roble melojo cuya madera se ha aprovechado para hacer traviesas de ferrocarril, el sauco con su propiedad ahuyentadora de insectos, sapos y culebras, el álamo temblón muy frecuente en cauces y vaguadas debido a sus grandes necesidades hídricas, y finalmente el tejo, un árbol singular de color verde oscuro que destaca entre todas las hayas que lo rodean, con una madera fuerte y elástica que se usaba en la edad media para crear arcos, en la senda que baja hasta el aparcamiento se puede disfrutar de la belleza de un tejo desde el camino.
Justo después de pasar por el antiguo Tejo, la Senda de Carretas confluye con la Senda del Robledal, a la izquierda el camino baja hasta el aparcamiento, en la entrada al parque nos recomendaron remontar la senda del Robledal hasta el Collado del Hornillo para contemplar las vistas y así hicimos, el camino se adentra en un espeso pinar hasta que estos se van mezclando con robles, desde el Collado del Hornillo hay unas vistas impresionantes del valle del arroyo Manzano, las nieblas de aquel día se mezclaban con la vegetación de tonalidades verdes, ocres y amarillas, dese allí volvimos a bajar hasta la intersección de las dos sendas, 1,6 Km. hasta el aparcamiento estaba indicado en una pizarra negra, las balizas marcan el sendero en amarillo y verde, aquí las bicicletas si pueden circular y el sendero se hace todo bajada hasta el aparcamiento, atravesando robledal y pinar silvestre, también se pueden ver unas colmenas antiguas en tocones de madera, antes había muchas por esta zona, de hecho también se ven al comienzo de la ruta, en el pinar que hay paralelo al río Lillas, el aparcamiento se dejaba ver en la lejanía, lleno de coches, no como a primera hora que fuimos los primeros en llegar.
En general la Senda de Carretas es una ruta apasionante, en un entorno natural singular, el Hayedo de la Tejera Negra es sin duda uno de esos lugares que uno tiene que permitirse el placer de disfrutarlo una vez en la vida, de caminarlo, de olerlo, de oírlo, un lugar donde la naturaleza se abre camino a su antojo y nosotros quedamos como meros espectadores.
Podéis ver más fotos en el set de Flickr: Hayedo de la Tejera Negra
Más Información: Hayedo de la Tejera Negra, reservas para el aparcamiento
Me animé a hacer esta ruta tras leer tu artículo y, oye, pleno acierto. Y en el mejor momento del otoño, el de más colorido. Es cierto que hay que reservar, y con tiempo, y que el sistema no es el más cómodo ni ágil ni del S. XXI.
Pero hay truco: las motos no necesitan reservar. Larga vida a los moteros. Y otro truco: los hostales de los pueblos de alrededor tienen acuerdo con la Consejería de Medio Ambiente y los gestores del parque, y si te alojas en ellos es muy posible que te puedan conseguir unas entradas al parque sin reserva previa.
Y recomendación: ir el día antes, dormir allí y visitar el parque al día siguiente temprano, que como dice el artículo, desde Madrid es una paliza y para hacerlo el mismo día llegas ya baldao. Y otra recomendación:. mejor que en Cantalojas, alojarse el Galve de Sorbe, que está diez minutos más p’allá pero es más barato y más tranquilo.
Muchas gracias por tu comentario, es información de gran utilidad.