
Ruta de los fortines de la Guerra Civil en la Dehesa de Navalcarbón de las Rozas
13 enero 2022La dehesa de Navalcarbón es un extenso pinar situado en la localidad de las Rozas entre las carreteras M-50 y A-6 de Madrid, en su interior se puede realizar la ruta de los fortines de la Guerra Civil, un recorrido de 2 kilómetros en el que se pueden ver diversos restos militares de la Guerra Civil Española, un recorrido fácil y sencillo ideal para hacer con niños, incluso se puede realizar con carrito de bebé, los senderos son llanos y apenas hay desnivel.
Lugares de interés
- 1 Dehesa de Navalcarbón
- 2 Restos de la Guerra Civil
- 3 Nido de ametralladora cubierto
- 4 Nido de ametralladora
- 5 Observatorio blindado
- 6 Puesto de mando
- 7 Puesto de fusil ametrallador
- 8 Nidos de ametralladora y trincheras de comunicación
- 9 Fortín de hormigón armado
- 10 Puesto de fusil ametrallador
- 11 Mapa de los fortines de la Guerra Civil en la Dehesa de Navalcarbón
La dehesa de Navalcarbón es un pinar de unas 120 hectáreas que se ha convertido en el pulmón verde de las Rozas de Madrid, lugar en el que los vecinos de la localidad van a realizar deporte, paseos e incluso festejar cumpleaños gracias a su extensa área recreativa con mesas de picnic y parque infantil para los niños.
Situada en la confluencia de las carreteras A-6 y M-50 en el barrio de El Montecillo y el polígono industrial Europolis, para aparcar hay dos extensos aparcamientos, el del polideportivo Dehesa de Navalcarbón y el que se sitúa en las proximidades de la ermita de Nuestra Señora de Retamar, este último es el más aconsejado para hacer la ruta de los fortines de la Guerra Civil.
Antiguamente la dehesa se la conocía como Dehesa Vieja pero pasó llamarse de Navalcarbón debido a la cantidad de carboneras de producción de carbón vegetal que había por la zona, allí mismo también se pueden ver los restos del fallido proyecto megalómano de Carlos III en el siglo XVIII, el Canal de Guadarrama, una infraestructura hidráulica que pretendía hacer navegable el río Guadarrama y llevarlo hasta el océano, proyecto del que solo se ejecutaron 27 kilómetros y la presa del Gasco, el embalse que iba a regular el caudal de agua, hoy en día el trazado de este canal es usado para la practica deportiva de piragüismo en la dehesa de Navalcarbón.
Restos de la Guerra Civil
El 4 de enero de 1937 el pueblo de las Rozas fue ocupado por las tropas nacionales tras la cruenta batalla de la niebla durante la fase final de la ofensiva hacia Madrid en la carretera de la Coruña.
Como línea defensiva contra el avance del ejército nacional, entre 1938 y 1939 por parte del ejército popular de la República se construyeron en la dehesa de Navalcarbón las fortificaciones que podemos ver en esta sencilla e interesante ruta de 2 kilómetros compuesta de 9 puntos de interés entre fortines de mampostería, observatorios, bunkers de hormigón y puestos de fusiles ametralladores.
Nido de ametralladora cubierto
La primera parada es un fortín de mampostería, un nido de ametralladora ideado para defender al tirador, de planta cuadrada con un frontal semicircular y dos troneras de tirador, muros de mampostería de un metro de espesor de granito y una losa de hormigón como cubierta.
Estos fortines solían estar cubiertos de tierra para mimetizarlos con el terreno además de proporcionar una defensa mayor contra los impactos de bala, tras la guerra, se desmantelaron las cubiertas para recuperar las partes metálicas como los anclajes de las ametralladoras.
Nido de ametralladora
Otro fortín de mampostería, pero este sin su losa de hormigón como cubierta, en estos fortines se asentaban armas automáticas y bastante pesadas que tenían que ser apoyadas sobre un trípode que permitiere moverlas fácilmente para abarcar el ventanuco de la tronera.
Estas armas eran manejadas por dos soldados, el tirador y el ayudante que alimentaba de munición el arma.
Observatorio blindado
Los observatorios se colocaban a lo largo de la línea del frente en lugares camuflados y protegidos, pero con buena visibilidad, en ellos solían operar dos soldados que eran relevados cada 15 o 20 minutos para no perder la concentración.
En su interior se usaban dispositivos telemétricos para calcular distancias, así como binoculares y prismáticos, desde estos observatorios se marcaban los objetivos de la artillería, así como un seguimiento de los movimientos del adversario.
Puesto de mando
El puesto de mando solía estar cerca de los observatorios blindados, aquí trabajaba el jefe responsable de la posición defensiva, desde aquí se recibían y transmitían ordenes y se comunicaban informes de los movimientos enemigos.
Este puesto de mando tenía una planta cuadrada con una superficie de 2 x 2 metros y una profundidad de 1,70 metros, construido con sillares de piedra caliza provenientes de algún edificio antiguo en ruinas.
Puesto de fusil ametrallador
Un puesto con muros de mampostería de un metro de grosor en el que se pueden ver piedras brutas mezcladas con grandes sillares bien tallados reutilizados de alguna edificación antigua en ruinas.
Disponía de tres aspilleras para tres tiradores con fusiles ametralladores en un hueco interno de 1 x 1,5 metros, esta conserva un gran fragmento del a cubierta de hormigón.
Nidos de ametralladora y trincheras de comunicación
Un nido de ametralladora de hormigón armado de planta circular, con 3,80 metros de diámetro y muros de 0,90 metros de espesor y una pequeña entrada de acceso en un lateral, en su interior hay una base de hormigón para apoyar el trípode de una ametralladora pesada.
Pese a que todas estas fortificaciones del a dehesa de Navalcarbón estaban comunicadas por trincheras que permitían desplazarse a los soldados de forma segura es en esta zona donde mejor se aprecian.
Zanjas de 1,80 metros excavadas en el terreno y con forma de zigzag para minimizar los efectos de las bombas que pudieran estallar dentro de las trincheras.
Fortín de hormigón armado
Este fortín es como el arriba indicado, pero está mejor conservado, al igual que el otro se construyó con las mismas medias, 3,80 metros de diámetro con muros de hormigón armado de 0,90 metros de grosor, en el interior también hay una base de hormigón para apoyar ametralladoras pesadas y darles algo de movilidad en las troneras.
En la cubierta de este hay escrito en cemento fresco una leyenda que reza: “1938 Viba los Hobreros. Luisito Oyaregui.”
Puesto de fusil ametrallador
Una trinchera de combate de 1,80 metros de profundidad y cerca de un metro de ancho en la que se colocaba un escalón al que se subía el soldado para poder disparar contra el enemigo por encima del talud.
Estas trincheras estaban protegidas y reforzadas con parapetos a ambos lados de la misma formados por sacos de tierra, piedras y arena de la propia excavación.
La verdad que fue todo un descubrimiento pasear por la dehesa de Navalcarbón y descubrir está fantástica ruta de fortines de la Guerra Civil con mucha información y bien restaurados, los niños se lo pasaron pipa entrando y saliendo de los fortines, algo que contrasta mucho con para lo que fueron construidos.
Puedes ver más fotos en el set de Flickr: Dehesa de Navalcarbón en las Rozas
Más información: Guía de Navalcarbón